miércoles, 30 de marzo de 2011

Combates Brownianos

El derrotero de las ciencias sociales no dista mucho de cualquier actividad humana sin la base “exacta” de los números. Las concesiones nacidas para las ciencias le dan estabilidad, orden de acción y modelo para visiones.

Por otro lado, la relación siempre contradictoria entre el conocimiento y la forma de llegar a él permite que se alimente continuamente un desarrollo fútil de formas y maneras que al final sólo mantiene grupos parásitos tanto a nivel académico, como social. La historia desdeñada por las “exactas” pseudo ciencias sociales termina siendo finalmente sólo un pasatiempo, bonito, responsable y hasta respetable, pero siempre eso, un pasatiempo.

La memoria, como algo personal, único, propio e irrevocable quita la real labor de un trabajo metódico que ataca la individualidad en pos de crear ideas comunes a todos, la antípoda que resulta sólo genera más particularidades de memoria y sentimiento frente a un pasado, que al igual que el río de Heráclito, el mismo espacio pretérito es imposible de visitar dos veces. El hombre determinado al presente inmediato se mueve en una browniana regularidad haciéndolo imposible de guiar con esas lecciones supuestamente aprendidas y sostenidas por la ingrata labor.

A fin de cuentas el historiador es un ser egoísta, que vigila el pasado, lo disfruta, lo cambia y lo determina para quienes por falta de un absurdo interés se detienen a crear un futuro, que fin de cuentas no siempre necesita de los hombros de aquellos gigantes para ser entendido.

¿Tan peligrosa es la piedra de la locura?

¿Tan peligrosa es la piedra de la locura?