domingo, 11 de julio de 2010

¿perder?

El valor de la experiencia radica en aprender de una situación. Por medio del ensayo y error, se obtiene finalmente el éxito. Sin embargo, y cada cierto tiempo, esos éxitos entregados por el actuar nos dan falsas nociones de acción y reacción.
Somos seres de costumbre, y finalmente nos acostumbramos a que sean así, por conveniencia o por “simple” racionalidad. Generado finalmente un sistema de acciones y reacciones nos detenemos de producir variedad en ver el mundo, nos sedamos cómodamente en la verdad racionalista. Es más fácil relegar las cosas a lo proyectado y lo determinado, los lindes del espacio reconocido siempre son más bellos que los por conocer.

Descubrir lo que está fuera del cerco de lo conocido reconoce una necesidad íntima del ser, el aprehender lo exterior para desarrollar lo interior. El hombre y en general todo ser vivo no avanza de otra forma más que por medio del contacto con lo no conocido. La dialéctica de la vida, a diferencia con la dialéctica meramente intelectual corresponde a un ejercicio no racional de actividad, el error extrañamente adquiere más valor que el éxito, en cuanto a que genera nuevos modos de actuar y reaccionar. Contrariamente, en medida que acertamos con nuestro actuar nos volvemos “cómodos” con las maneras de resolver un conflicto o una duda. El error altera, destruye y entrega una “antítesis” de la relación causa – efecto que creíamos tan lógica siendo por tanto valioso el hecho de errar, incluso por sobre el de ganar, ganar a veces nos hace flojos.

Aunque suene mediocre, de repente es bueno perder.

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